Ante la crisis que azota al mundo entero a causa de la aparición de una nueva plaga para la humanidad, como lo es el Covid-19, provocando la muerte masiva de muchas personas, sin encontrar aún la medicación adecuada en los ámbitos científicos que puedan frenar esta pandemia, la población fue entrando en pánico ante la falta de respuesta cierta sobre la forma de enfrentarla y tomó la mejor decisión, siguiendo el consejo de las autoridades sanitarias y políticas, de aislarse en sus hogares para evitar los contagios.
Esta determinación que al principio se pensó que sería solamente por unos pocos días, fue prorrogándose en el tiempo, sumando a la incertidumbre del tratamiento de este desconocido virus las alteraciones de los comportamientos de este “obligado encierro” y el hombre se vio impelido a replantear una nueva visión para su vida.
Como cristianos sabemos que cuando llegamos a este tipo de extremos, necesitamos modificar nuestros programas de vida, fundamentalmente en lo que atañe a la vida espiritual, pues sabemos que es Dios el único que nos sabrá ayudar a salir fortalecidos de esta dificultad. Confiando a lo que ya nos dijo en algún momento y hoy nos lo recuerda: “Con Amor eterno te he amado” (Jer. 31,3).
En el afán de reinventarnos para cooperar con mayor docilidad a que nuestro Maestro retoque su obra, necesitamos seguir sus consejos, para lo que se hace oportuno rever:
1- La Fe: Aun cuando podamos conocer lo que conceptualmente nos dice desde la Carta a los Hebreos 11,1: “La fe es la garantía de los bienes que se esperan, la plena certeza de las realidades que no se ven”, no siempre nos resulta fácil entender el alcance que estas palabras tienen; para ello quizá sería mejor compararla con la levadura dentro de la masa, ya que en la medida que la fe va creciendo, crece en nosotros el amor y la esperanza como virtudes teologales.
Hay mucha gente que cree que por decir: “yo tengo fe”, en todo lo que son sus planes, le irá bien, sin tener en cuenta el Plan de Dios, que sin duda será mejor para el hombre, aunque conlleve dolor; pero como considera que nada que nos aflija puede venir de Dios, solo entiende que toda la vida debe estar impregnada de éxitos, logros y premios. Esto nos habla de un gran error conceptual de lo que es su Amor.
A fin de sacarnos de este pantano de desconocimiento y en su afán pedagógico el Señor nos enseña la puesta en práctica de la fe, para que como Pedro sepamos aplicarla. Para ello nos indica desde Lc. 22, 31-32: “Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido poder para zarandearlos como el trigo, pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, después que hayas vuelto, confirma a tus hermanos”.
Aquí vemos la revelación de un importante secreto: “que no te falte la fe”…“que tu fe no desfallezca”.
A qué tipo de fe se refería Jesús ?. Precisamente no es aquella que suelen utilizar algunas personas cuando dicen que tienen fe en Dios, pero no abandonan el curandero, el horóscopo, el tarot, la tirada de cartas, la lectura de la borra del café, etc.
Es necesario que entendamos correctamente su Palabra, porque nos va a ayudar a:
- Avanzar cuando otros retroceden
- Mantenernos de pie, cuando otros se derrumban
- A seguir viviendo, cuando otros tienen ganas de morir.
Por lo que leemos en la Palabra de Dios, a la sacudida, nadie te la quita. Por eso necesitamos ser realistas y no creer en eso que nos dicen las sectas: Pare de sufrir. Como si fuera que por ser hijos de Dios, nada inconveniente, nos debe pasar.
Con claridad podemos ver que: El milagro de Dios, no radica en impedir la sacudida, sino en darnos la fortaleza, para superar los obstáculos.
El C.I.C.Nº 324, dice: “La fe nos da la certeza de que Dios no permitiría el mal, si no hiciera salir el bien del mal mismo, por caminos que nosotros sólo conoceremos plenamente en la vida eterna”.
O como dice el dicho popular: No hay mal, que por bien no venga.
Entonces como cristianos frente al mal, debemos fortalecer la esperanza de nuestros hermanos que se encuentran agobiados, decaídos, atribulados, etc., animándoles a que:……YA PASARÁ. De esa manera sostenemos con nuestra FE la ESPERANZA en el AMOR de Dios.
Se da en muchas personas que al conocer las promesas del Señor, rápidamente claudican en el intento y dejan de crecer en fe. Debemos entender que si el Maestro nos lo dijo como algo posible, es porque considera que lo podemos alcanzar, por eso vuelvo a la recomendación
dada en San Lucas: “que no te falte la fe”.
En las obras de Dios, hay cosas que los hombres, no podemos entender y a esto lo tenemos certificado desde su Palabra:
En el lavatorio de los pies, Jesús le dijo a Pedro: Jn. 13, 7 “…No puedes entender ahora lo que estoy haciendo, pero después lo comprenderás”.
Nos debemos quedar con esta frase: Si no estás entendiendo, estás creciendo, ya que no es cuestión de entender, sino que tú fe, no desfallezca.
Por eso quiero decirte hermano que aun cuando te pase lo que te pase, a pesar de las tormentas y de cualquier obstáculo que la vida te ponga por delante, Él está contigo, porque le perteneces, porque te ama y porque es TU ÚNICO Salvador.
Para fortalecernos como Cuerpo (Iglesia) que formamos, debemos creer en Dios y más aún creerle a Dios. Por eso nuestros pastores le hacen saber a todo el mundo que: Los cristianos somos anunciadores de Buenas Noticias y NO profetas de desventuras. (D.A. Nº 30).
Frente a los obstáculos, debemos pensar que….YA PASARÁN.
El arma secreta de David en su enfrentamiento con el filisteo Goliat (1Sam. 17, 40-50), no fue la honda ni las piedras que utilizó para vencerlo, sino su confianza (FE) puesta en el Señor.
Tampoco se puso a repasar sus fracasos, sino las veces que Dios le ayudó sobre todo cuando venció al león y al oso (1 Sam. 17, 34-37). Por eso se hace necesario en este momento, repasar los triunfos y logros que alcanzaste en la vida, con la ayuda de Dios.
Lo que Dios nos pide hoy no es solo tener fe, sino que PERSEVEREMOS EN LA FE, pues Él está con nosotros.
Mc. 8, 22-25, nos pone un ejemplo de la perseverancia, ya que allí vemos que perfectamente Jesús podía haberlo sanado a aquel ciego sin tocarlo siquiera, sin embargo necesita hacerlo para enseñarnos que lo que El hace, no se trata de un acto de magia, sino de AMOR.
Quizá a esta altura, nos preguntemos: ¿Cómo puedo crecer en Fe?. La respuesta está en la Palabra de Dios Rom. 10, 17: “La fe nace de la predicación y ésta de la Palabra de Dios”.
La invitación está hecha: La lectura de la Palabra de Dios, acrecentará nuestra fe. Necesitamos comunicarnos con nuestro Salvador, pues solo eso podrá evitar que sigamos en el fracaso, la desdicha, el desánimo, etc.
Testimonio
En una oportunidad leía una anécdota contada por un piloto de avión quien decía que en uno de sus primeros vuelos con un viejo avión Piper se puso en contacto con el operador de la torre de control para informarle de su ubicación e intención de aterrizar, para lo cual le solicita las condiciones meteorológicas y todos los datos que le permitan orientar el avión hacia la pista. Al recibir la información del operador de la torre, nota que deja de funcionar el sistema de comunicación entre ambos, por lo que luego de insistir en reiteradas ocasiones, finalmente desiste de ello, pero sabiendo que le quedaba poco combustible y apelando a su escasa experiencia decide aterrizar, no sin antes encomendarse a Dios. Luego de pasar un momento de extrema tensión y gran incertidumbre, logra aterrizar normalmente y con ello calmar sus nervios.
Esta incómoda situación que vivió aquel piloto, me llevó a reflexionar sobre la importancia que tiene para el hombre estar en permanente contacto con Jesús (operador), a fin de recibir de El las indicaciones necesarias para que todo lo que emprendamos nos lleve a buen puerto.
2- La Oración: Mas allá de lo conceptual y dando continuidad a lo vivencial, la oración nos ayudará a afianzar la fe en Dios, sabiendo que en este diálogo con El, tenemos la gran oportunidad de compartirle nuestras inquietudes, aflicciones y propósitos tanto personales como comunitarios. Siempre en un ámbito tranquilo y adecuado, es conveniente crear un clima de comunicación, ya que seguramente El te ofrecerá una forma particular para hablar contigo y a partir de ese momento sentirás cuanto te ama y de qué manera conoce todo lo que
vives. Con paciencia, confianza y perseverancia, Anímate!!!… Él te espera!!!.